miércoles, 3 de septiembre de 2008

il rittorno

Abro de nuevo mi bitácora.

Cinco días en Santa Fe. Cinco días en los que, sorprendentemente, escribía con mi pensamiento. Digo sorprendentemente porque me di cuenta que este espacio comenzó a cobrar sentido en el día a día.

Ya aparecerán algunas imágenes del vuelo santafesino. (cuando las baje de mi celu... cosa que me lleva su tiempo)

No intentaré reproducir tantos pensamientos escurridos en la bañadera mientras me bañaba. Tanta cabeza hablante mientras caminaba a solas por la casa de Rubén. Tanta obsesión oteliana.

Ayer martes, 07:40. Subo al colectivo que me traería de vuelta a esta ciudad.

Ver el cuerpo grandote y cansado de papi que se alejaba. Y con él, el de mi vieja, Clau, Franz y los chicos, mis amigos.

Recordé, sentí, reviví ese 8 de noviembre del 2004 en el que me tomaba el cole para dejar mi ciudad. Los nervios, la euforia, la incertidumbre, la decisión.

Recordé, para quizás volver a sentir, ese fuego que me llevó lejos de mi gente y mi ciudad.

Hay días en que los brazos se caen.

Hay días, hay lunes, en que uno recuerda porqué hay que mantenerlos en alto.

Lloré.

Lloré - como llora Edgardo, a medias - mientras las cortinitas rojas del colectivo dejaban ver retazos de Santa Fe.

Es raro ir a Santa Fe.

Es raro estar en Buenos Aires.

Es raro tratar que la llama no se apague.

Abro de nuevo mi bitácora y lloro. Como llora Edgardo. A medias.

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