sábado, 18 de octubre de 2008

antes de partir

A unas horitas no más de viajar para Santa Fe, escribo estas palabras.

El viernes fue un ensayo inspirado. Si bien no llegamos a hacer una pasada completa, hubo un click. Una corriente comenzó a correr entre las escenas. Entre divertido, extraño y duro. Será esto Otelo?

Las chicas ensayarán sin mí el miércoles que viene. No sé cuándo regreso.

La operación de papi es una incertidumbre. Creo que todo andará bien, pero es raro saber que lo operarán. Escribo esto y siento un poco de temor. Bueno, es algo que hay que pasar. Espero tener las energías y la templanza para poder ayudar.

Con mi patis hinchada, espero que no me tengan que hacer extracción de líquido sinovial. No quiero ser Carmen Barbieri. (super super super 10!) No quiero ser Carmen Barbieri!

Bueno, debo concluir con los preparativos.

Seguramente mi ausencia de Buenos Aires también será una ausencia en el blog.

Para quienes lean este post, les pido un lindo pensamiento para la salud de mi viejo.

Gracias.

Hasta la vuelta.

miércoles, 15 de octubre de 2008

quiero... ¡más!

Hoy fue un lindo ensayo de Otelo. Sobre todo porque se ensayó profunda y serenamente.

Yago encuentra el pañuelo y urde un paso estratégico y decisivo para su plan. Creo que se narra bien desde la puesta. Aún estoy en duda en cómo encuentra el pañuelo; escénicamente, digo. Pero bueh, lo veré en la totalidad.

El viernes ensayaremos y luego me voy a Sta. Fe. Las chicas trabajarán solas hasta mi regreso.

Espero que una vez que vuelva, nada más enturbie el proceso hasta fin de año. Querría tener todo montado en diciembre.

Cuánto trabajo. Cuánta paciencia. Cuánta prueba y error.

Quisiera yaaaaaaaaaaaa ver todo. Mucho detalle por afinar, corregir y profundizar.

No pienso más. Debo quedarme con el buen registro del ensayo de hoy.

Basta. No más porque sino la satisfacción dura lo que un p... en el viento. (sí, un pedo)

martes, 14 de octubre de 2008

la ciénaga

Pareciera que la anestesia de la operación adormeció también a las musas.

Busco un cable de conexión y no lo encuentro.

Otra vez, el pantano.

Quizás cuando llegue al claro del ensayo, me reencuentre con un poco sol y despierte.

Volví sobre el material sonoro para la escena de la fiesta - material que hace unos días atrás me encendían, confusamente, pero me encendían al fin - y... naaaaaaaaaada. Pero nada nada nada.

Creo que tengo la cabeza en Santa Fe, mi pierna y... unos resabios de Otelo.

Esperaré en el muelle - viento húmedo y neblina -. Como Desdémona y Cassio, también temo que Otelo se haya hundido con su flota. (glupppp....)

lunes, 13 de octubre de 2008

levántate y anda!

Hoy es lunes y ya pasaron unos días de la operación.

Todo salió muy bien y ya estoy caminando con dificultades lógicas. Comprendo hoy a Clarita en su alegría de verse corriendo por los Alpes junto a Heidi y a Pedro. Y junto a Pichí, el pajarito. (qué nombre de mierda para ese pobre pájaro)

La verdad es que le tenía aprensión a la anestesia ya que años atrás había vivido muy mal el despertar luego de una cirugía de meniscos de la otra rodilla. Había sido un antecedente de mis ataques de pánico. Pero todo anduvo muy, muy bien.

Ahora, mi papá debe ser operado. El 20 estaré en Santa Fe para su intervención. Obviamente me preocupa y era algo que no estaba en mis planes.

Traigo todo esto ya que me es inevitable reflexionar sobre cómo la vida atraviesa los procesos creativos. Y dejan marcas en el devenir de un proyecto. Los tiempos, las planificaciones, los deseos, se corren por cuestiones vitales. Por dolores y preocupaciones que tienen que ver con la vida y los seres mortales y no los de la ficción que tantas veces me desvelan. Uno, que se vuelve obsesivo con su trabajo y pelea con sus crisis creativas, debe parar todo y refocalizar prioridades.

Es así. La vida dice que hay que tomar caminos que uno no tenía pensado transitar y el teatro, que parece necesario como el aire, tiene que correrse.

No sé si entenderán a qué me refiero. Creo que tampoco he podido ponerlo bien en palabras. También lo que trato de reflexionar no es ninguna novedad y le debe pasar a todo el mundo.

Bueh, necesitaba poner algo al respecto en este espacio.

Habrá que reorganizarse.

Habrá que seguir.

Lenvantarse y andar.

miércoles, 8 de octubre de 2008

shhhhhhhhhh...


la noche previa (o nana para 5 personajes)

Son las 22 hs pasaditas...

En la vigilia, espero la hora de la operación.

07 hs, mañana.

Hoy estuve con Fedón, Otelo, Yago, Desdémona y Cassio. Me acompañaron con mucho cariño. Me hicieron olvidar por unas horas de la incertidumbre de mañana.

Mis seres queridos, mis personajes abatidos y amantes, nos estaremos viendo al regreso de mi viaje al otro mundo del quirófano. ¿Estarás, Fedón, con tu noche de astros rodando? ¿Desdémona reirá? ¿Otelo con sus calas? ¿Cassio, zapatitos perdidos? ¿Yago?

Durmamos juntos por esta noche. Hablando en voz baja, pues sólo cuando hablamos en voz baja nos escuchamos a nosotros mismos.

Queridos locos, deseantes, intensos, únicos... ya despertaremos para vernos en unos días, con un poco menos de meniscos en mi rodilla izquierda.

Nana, nana para cinco personajes.

nana nana

nana

na

domingo, 5 de octubre de 2008

Bloom... ¡BOOM!

Dando vueltas como siempre en los cajones revueltos del Sr. Google, me encontré con el libro de Harold Bloom, Shakespeare: la invención de lo humano.

Como está escaneado, hay páginas que no están. No sé si para bien o para mal. Con lo que leí ya explotó mi cabeza, justo cuando me estaba tranquilizando un poco (¿deben o debo creerme?)

El análisis es maravilloso, profundo, detalladamente fundamentado.

Tratando de bajar un poco la locura bloomteana, transcribo algunas cosillas del largo paginar sobre Otelo...

"(...)Yago trama la ruina de sus amigos como un ejercicio para su entendimiento y apuñala hombres en la sombra para evitar el ennui. William Hazlitt

Yago, como observó agudamente Harold Goddard, está siempre en guerra, es un piromaníaco moral que pone fuego a toda la realidad.

Su gran jactancia: 'no soy lo que soy', rehúsa deliberadamente el dicho de San Pablo: 'por la gracia de dios soy lo que soy'.

El creciente orgullo de Yago ante su proeza como psicólogo, dramaturgo y esteta mientras contempla la ruina total del dios de la guerra Otelo, reducido a una incoherencia asesina.

Si yo dirigiera Otelo, instruiría a mi Yago que manifestara un creciente asombro y confianza en el arte diabólico.

La literatura moderna no ha superado a Yago, sigue siendo el perfecto Diablo de Occidente, soberbio como psicólogo, dramaturgo, crítico dramático y teólogo negativo.

Ni meramente rudo ni meramente sutil, Yago recrea constantemente su propia personalidad y su propio carácter: 'no soy lo que soy'.

Bradley, al exaltar a Falstaff, a Hamlet, a Yago y a Cleoplatra, tal vez respondía a la teatralidad altamente consciente que está infusa en sus papeles.

Su pasión por la destrucción es la única pasión creadora de la obra.

Otelo… su autoestima profesional es extraordinariamente intensa…. Es incapaz de verse a sí mismo sino es en términos grandioso... Se presenta como una leyenda viviente o un mito en dos piernas.

Otelo es la más hiriente representación shakespereana de la vanidad y el miedo masculinos ante la sexualidad femenina, por ende de la ecuación masculina que hace del miedo a los cuernos y del miedo a la oralidad una misma amenaza.

Los hombres imaginan que nunca podrá haber suficiente tiempo y espacio para ellos, y encuentran en los cuernos, reales o imaginarios, la imagen de su propio desvanecimiento, la comprensión de que el mundo seguirá sin ellos.
Otelo ve el mundo como un teatro para su reputación profesional: el más valiente de los soldados no tiene ningún miedo a la muerte literal en el campo de batalla, que no hará sino dar más brillo a su gloria. Pero que su propia esposa le ponga los cuernos, y con su subordinado Cassio como otro ofensor, sería una muerte mayor , meráforicamente una muerte-en-vida, pues su reputación no sobreviviría a ella, particularmente ante su propia visión de su mítica fama.

Yago... Siempre hay un fuego haciendo furor en su interior, y la hipocresía que reprime su intensidad satírica en sus tratos con otros le cuesta evidentemente mucho sufrimiento.
Esta debe ser la razón de que experimente tanto alivio, incluso éxtasis, en sus extraordinarios soliloquios y apartes, donde aplaude su propia actuación.

El placer, para Yago, es puramente sadomasoquista; el placer, para Otelo, consiste en la recta conciencia del mando.

Sentirse traicionado por un dios, ya sea Marte o Yahweh, y desear la restitución de la propia estima herida, a mí me parece el más preciso de todos los motivos de un villano: devolver al dios al abismo adonde ha sido arrojado uno. (...)"

Obviamente éstos son sólo retacitos y me parece que o bien tienen algún punto de coincidencia con nuestra búsqueda o bien, son cuestiones a tener en cuenta...

El libro de Bloom es carito para mí en estos días. ¡No sé si para mal o para bien!

viernes, 3 de octubre de 2008

Yago: el arte de la obsesión

Ayer, luego de escribir el post sobre Otelo, entré a la ducha.

Me bañé.

Me sequé.

Me encremé las crines.

Y me doy cuenta: sigo escribiendo en la cabeza. No dejo de pensar en Otelo. Esto no es una novedad; menos en mí.

Me despierto, camino, veo un espectáculo, hago terapia, veo tele, como, compu. Y todo, con Otelo. Estoy obsesivo; esto tampoco es una novedad.

Pero ayer, luego de ducha (confieso que recién en vez de ducha, escribí lucha y tuve que corregir... mmmm!!); luego de la ducha, decía. pensé al reconocerme obseso que así se ha de sentir Yago. Nuestro Yago decide contar su verdad al tribunal, el público. No lo hace con una simple declaración. Sino que lo hace a través de una puesta en escena. Porque es un creador, un artista. Pienso... es tal su obsesión con aquellos seres que la única forma que encuentra para poner afuera su locura es a través del arte. Pienso ahora, entonces: si el arte nos salva de la locura, ¿Yago está cuerdo? ¿O es un genio loco que puede concretizar en arte y aún así su psiquis está arruinada?

Creo que aquí radica una de las diferencias entre Edgardo artista y Yago. Yo me quiero salvar. Yago, no.

las 600 miradas

Gracias a todos los que me acompañan desde el cosmos cibernético leyendo mi bitácora.

Nunca pensé que la decisión arrebatada de abrir estas páginas iba a despertar interés en los otros.

Nunca pensé que escribiría cosas que suelo callar sabiendo ahora que dulcemente me espían, me leen, me acompañan.

Otra vez, ante la mirada del otro en esta masacarada virtual. No sabemos cuál es el verdadero rostro del otro, por eso nos permitimos desnudarnos y mirarnos.

Saben, que si quieren, son bienvenidos los comentarios, sugerencias y aportes a mis procesos creativos actuales... Fedón, Otelo...

Gracias nuevamente.

Y seguimos en este Gran Hermano teatral y personal.

Cotidianas de éste, un teatrista en apuros.

jueves, 2 de octubre de 2008

Gente de Teatro, la última función de HASTA QUE ME LLAMES


Arus, Stellss, Martis... and me.



de deseos y resignaciones

Hoy hablaba con mi terapista - obviamente - sobre Otelo.

Con mi famosa cuestión de que no sé muy bien de lo que hablo en el espectáculo.

[Primera pregunta que me hago ahora: ¿hay que saber de qué habla uno en una creación? Si se está creando, ¿cómo voy a saber de qué se trata algo que se está gestando? ¿Dios habrá pensado de qué hablaba en esos siete días? (sí, ya sé: Edgardo=Dios; bueh, qué le vamos a hacer... también debo convivir con esta ecuación) ¿No es el otro, el que mira, el que dirá de qué "habla" el espectáculo? ¿Por qué pienso que debo tener todo bajo control en mi actos creativos? ¿Hasta dónde hay que mantener el control, en todo caso? Bueh... por algo está Yago en prisión poniendo en escena el crimen que pergenió o creó...]

Luego de esta encorcheteada, prosigo. Le decía a mi ya nockeada analista que veo el ensayo y mientras tanto surge una y otra vez esta pregunta. ¿De qué habla Otelo? Nuestro Otelo.

Ella me pregunta cómo nace en mí el deseo de hacer Otelo. En el '97, digo. Para hablar de la diversidad, del distinto, del discriminado; tal como - sin advertirlo del todo - he hablado en tantos de mis espectáculos anteriores: prostitutas, hijos-santos, marginales bailanteros... Pues bien, llego al 2008 y Edgardo NO TEMATIZA EL TEMA DE LA DISCRIMINACIÓN. ¿Pourquoi? ¿Pourquoi? Éso es lo que nos preguntamos todos: ¡¿pourquoi?!

Parece, pues bien, que hoy a Edgardo no le interesa hablar de la discriminación. O de lo que es sentirse distinto en este mundo. [pienso, velozmente: Yago es un creador, no es un distinto en ese mundo?...]

Digo - en la sesión y ahora - que Otelo habla de los vínculos humanos. De las pasiones humanas y de las traiciones en el tejido de los vínculos. Del amor y de la irremediable traición. De la inevitable muerte por perder los estribos de la razón. De las consecuencias de la hibris.

Hay una imagen del espectáculo que, cuando la veo, digo: ésto es Otelo. El trío - Otelo, Desdémona y Cassio - echados en el catre, encimados uno sobre otro, drogados, riéndose, aburridos, agotados; y en el extremo opuesto, Yago, iluminándolos. Sólo se le ve un retazo de sus ojos. Veo esta situación y digo - insisto - esto es Otelo. ¿Por qué esto es Otelo? ¡¿Pourquoi?!

No se puede hablar de todo, dijo mi analista. Habrá que resignar algunas cosas. La discriminación y la guerra, por ejemplo.

Me preocupa que la gente vaya y quiera "ver" Otelo. Creo que el primero que debe aceptar que esto no es Otelo. Es un texto que escribí con Margó y que estoy poniendo en escena yo, hoy y ahora, con el imaginario, el cuerpo y las emociones de cuatro mujeres. De todo esto, no podrá salir Shakespeare. Saldrá un Dib. (sí, ya sé; Dib=Shakespeare... será mejor que me apure a darme cuenta de la tantísima diferencia)

[ah: mi analista dijo, también, que sé muy bien de lo que hablo en Otelo. Pelito pa' la vieja]

Otelo, ensayo en un flash















Yago enreda y se enreda.

cae el sol en Santa Fe