jueves, 21 de agosto de 2008

la sagrada rutina de los viernes


Cada viernes voy a la función en taxi. Fortunas - cada vez más -, pero quiero llegar tranquilo al teatro.
También forma parte del rito.
El taxi. 18:30 hs. Balcarce y Carlos Calvo, digo, por el bajo. Mensajito de cábala a mami, avisándole que ya estoy yendo a la función. Aún no me acostumbro a ir a actuar en esta ciudad. A actuar o a hacer función de un espectáculo que dirijo. Es tanta la incertidumbre sobre el público, sobre las devoluciones, sobre el maravilloso ritual de la función. Antes, en mi aldea - dijera Ana María - sabía que el público iba a ver un espectáculo de "Edgardo Dib". Aquí todo es distinto. No mejor. No peor. Distinto.
Antes, en Santa Fe, sabía que llegaba a escena con gente con la cual hacía años, años que trabajaba. Ahora, con mis nuevos amores, es todo a aprender y descubrir. Sé que me cuidan. A veces me pregunto si yo las cuido del mismo modo. Hay una cotidianeidad teatral que aún siento que se debe instalar en mí.
El taxi. 18:30 hs. Balcarce y Carlos Calvo, digo, por el bajo.
Luego del mensajito a mami, repaso el texto. Inevitablemente me vienen imágenes de la función anterior, del viernes último. Acá estuve disperso... y si pruebo esto?... debo recuperar imágenes... Y ahí aparece el temor de no encontrar esa cuerda que vibre, ese lugar en que uno no "actúa" sino se atraviesa por la palabra y la emoción.
El taxi. Cada viernes el mismo temor.
¿Cómo recuperar, hacer presente hoy y ahora aquel estado que hace que la escena sea viva, auténtica, profunda?
El temor de que la palabra me sea indiferente. Que las imágenes se gasten. Que yo no esté vivo. Que el otro no se conmueva.
Mañana, 18:30, el taxi.
Creo que recordaré este post mientras que en el marcador del coche sigan cayendo fichas y me dé cuenta de que termino pagando fortunas.
Creo que como siempre me diré que lo haga - por la función - con lo que tenga en ese momento, en ese "ahora". Algunas migajas de emoción y de imágenes. Que así podré reencontrarme con Ulises, con la mamá de Leo, con Ángel, con la aldea de la infancia... con mis padres, mis hermanos, mis amigos...
(ah, también colaboran el agua bendita + las pastillas para la garganta Fecofar + escupir y eruptar al mismo tiempo -sí, soy un cerdo - + el aceite de Just + los muñequitos de Franz + los dos puchitos previos + + + + ...)

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