miércoles, 20 de agosto de 2008

la rodilla de Fedón

Hoy tuve ensayo de "Fuegos..."
Hoy me dieron el resultado de la resonancia (por mi rodilla): meñiscos quebrados.

Fedón recuerda su juventud de astros girando en un estadio olímpico y de repente, estallan clamores junto a los muros de su ciudad. Todo tambalea y se cae. De príncipe bello a esclavo con negras costras de moscas pegadas en sus quemaduras.

Fedón y yo con el cuerpo adolorido. Él, el joven del disco lanzado al aire cortando respiraciones. Yo, actor, necesitando de mi cuerpo para salir a escena.

Al recibir a Fedón pensé en un gran punto de distancia entre ambos. Él, un atleta y yo... qué más lejos de eso. Pues hoy, saliendo del Otamendi con mi taquicardia compañera y el resultado en la mano, me encontré con Fedón y su dolor por su tan preciado cuerpo lastimado y corroído por la fatalidad. (Claro, a mí no me venderán como esclavo para prostituírme en un burdel de Atenas. Creo...)

Creo, sí digo, que a vos, Fedón, te duele la destrucción de tu ciudad natal y ver a tus padres desaparecer entre las ruinas en llamas. Pero, creo - hoy intuí - que te duele más tu cuerpo roto.

Fedón, a rengas, juntos.

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