domingo, 7 de diciembre de 2008

el vértigo de Fedón

También él y su pasado de joven príncipe está arribando a los últimos pasos de su andar constante.

Quizás mi propio cansancio, quizás la dificultad real de la transposición escénica del texto narrativo, quizás mis pobres mecanismos actorales, quizás todo hace que en este último tramo de las palabras de Fedón se hagan tediosas y me distancie de aquel estado emocional que por momentos aparecía.

Por eso convenimos con Margó - que, insisto, me tiene mucha paciencia - cerrar este momento del trabajo poniéndolo en escena con texto en mano hasta que sepamos bien qué es lo que puede funcionar o no.

No quiero que se vaya la emoción o la carnadura.

El vértigo de Edgardo.

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